1.- ANTES DE 1800
LIBRO:
HISTORIA DE ALEMANIA DESDE 1800 HASTA EL PRESENTE
1.01 La historia no se puede dividir en comportamientos estancos y aislados como un submarino. Los siglos son períodos de cien años porque nos basamos en el sistema de numeración decimal y no en otro. Además, el siglo I de nuestra era empezó en el año 1 porque antiguamente se creía que en ese año nació Jesucristo, pero muchos historiadores creen que nació entre 4 y 6 años antes. Es decir, el año 1800 que hemos fijado como comienzo de nuestra historia, y es elegido porque es un número redondo y no por otro motivo, bien podría haber sido el año 1794 o 1796. Es decir, nuestra historia hubiera empezado unos años antes. Los años que elegimos para empezar un siglo son totalmente aleatorios, pues si no hubiera existido Jesús o si el cristianismo hubiera fracasado en imponerse en el Imperio Romano, hoy seguiríamos otro sistema de numeración de los años completamente distintos (quizá numeraríamos los años contando desde la fundación de Roma), así como otras culturas usan otras numeraciones distintas. El calendario musulmán empieza en el año 622 de la era cristiana, pues en ese año Mahoma huyó de sus enemigos desde la Meca hasta Medina (Hégira). El calendario chino empieza en el año 2637 a. C.
1.02 Antes de empezar nuestra historia en el año 1800, demos una ligera ojeada a lo que hubo antes de esa fecha, sobre todo a fines del siglo XVIII. Este siglo está marcado a nivel político en toda Europa por el absolutismo, un sistema de gobierno que consistía en una monarquía autoritaria y represiva que impedía cualquier intento de reforma. Si el rey era el rey por la gracia de Dios, se concluye que no es necesario ninguna reforma. El rey Luis XVI de Francia, el zar Nicolás II de Rusia y el kaiser de Alemania Guillermo II pagaron caro el mantenimiento de su poder. Si bien los dos primeros pagaron con sus vidas, el tercero huyó a los Países Bajos y, aunque las potencias vencedoras de la PGM pidieron su extradición para ejecutarlo, la Reina Guillermina se negó. No todos los países siguieron este sistema político. El Reino Unido es el más representativos de estos países. Gran Bretaña implantó una monarquía constitucional en el siglo XVII.
1.03 Uno de los países donde más penetró el absolutismo fue en Francia, hasta que los parisinos dijeron basta. La Revolución Francesa afectó políticamente a todos los países de Europa, también a Alemania. En este país también se instaló el absolutismo como forma de gobierno. El rey Federico Guillermo I de Prusia (gobernó entre 1713 y 1740), apodado el rey sargento, fue uno de sus adalides.
1.04 Otro aspecto importante del siglo XVIII fue la expansión de Prusia. Este estado alemán del noreste de Alemania consiguió conquistar o anexionarse tierras al oeste y al sur. Con ello consiguió ser el estado alemán más poderosos cuando se consiguió la unificación en 1871.
1.05 A pesar del absolutismo, que era la norma general en Alemania, hubo varios intentos de implantar algunas reformas, tanto en la Prusia de Federico II, también conocido como Federico el Grande, que gobernó desde 1740 a 1786 como en el Sacro Imperio de José II, quién gobernó desde desde 1765 hasta 1790. Los otros estados alemanes más pequeños mantenían una mayor cohesión social que estos dos grandes, pero hacia 1790 la tensión social fue creciendo, aunque sin llegar al nivel de la Francia prerrevolucionaria. La población creció a buen ritmo, lo que produjo un aumento del número de pobres. Y también, desde 1770, se oían las quejas de los intelectuales liberales. El estallido de la Revolución Francesa y la posterior dictadura del terror (el uso intensivo de la guillotina para acabar con los enemigos políticos) llevaron a la mayoría del pueblo alemán a apoyar la contrarrevolución.
1.06 María Teresa de Habsburgo nacida el 3 de mayo de 1717, era la hija mayor del emperador del Sacro Imperio Carlos VI, También conocido como el archiduque Carlos de Austria o Carlos III de España, quién gobernó el Imperio entre 1711 y 1740. Como en 1714 no había producido un heredero varón, Carlos promulgó una Pragmática Sanción según la cual, si a la muerte del soberano reinante este no había dejado un heredero varón, heredaría en trono la mayor de sus hijas. Por ello se oponía a la Ley Sálica. Ya que su único heredero varón había muerto en 1716, Carlos pasó el resto de su vida buscando la aceptación por las demás testas coronadas de Europa de su ley y que aceptarían a su hija mayor como heredera. La cuestión implicaba también a otros países que formaban parte del Imperio de Austria, pero no a los que pertenecían al Sacro Imperio, ya que el emperador era elegido por los Príncipes Electores, no hereditario. Así pues, María Teresa no tenía ninguna opción, por cuestiones legales, de ser emperatriz del Sacro Imperio. Después de negociaciones que duraron años, e incluso de algunas cesiones territoriales, muchos de los monarcas vecinos aceptaron la Pragmática, pero uno de los pocos que se negaron fue el rey de Prusia Federico Guillermo I. Tampoco aceptaron la pragmática sanción Francia, Sajonia y Baviera. En realidad este hubiera aceptado (y adujo algunos dudosos argumentos legales para ello), si hubiese conseguido la cesión de Silesia a Prusia. Entonces Prusia no era un estado importante y la exigencia des debió parecer exagerada a los austriacos, pero nos sirve para ver que las rispideces y roces entre ambos países vienen de lejos.
1.07 Federico Guillermo I consolidó la situación política de los Hohenzollern. Después de ayudar a la Corona de Polonia a liberarse de los suecos, consiguió librarse de sus obligaciones feudales con los polacos. Hay que advertir que entonces Brandeburgo-Prusia era la unión personal de dos estados, y Prusia era un estado siervo de Polonia. Esta dualidad también se refleja en que mientras el margrave de Bandeburgo era príncipe elector del Sacro Imperio, el ducado de Prusia ni siquiera formaba parte de él.
1.03 Uno de los países donde más penetró el absolutismo fue en Francia, hasta que los parisinos dijeron basta. La Revolución Francesa afectó políticamente a todos los países de Europa, también a Alemania. En este país también se instaló el absolutismo como forma de gobierno. El rey Federico Guillermo I de Prusia (gobernó entre 1713 y 1740), apodado el rey sargento, fue uno de sus adalides.
1.04 Otro aspecto importante del siglo XVIII fue la expansión de Prusia. Este estado alemán del noreste de Alemania consiguió conquistar o anexionarse tierras al oeste y al sur. Con ello consiguió ser el estado alemán más poderosos cuando se consiguió la unificación en 1871.
1.05 A pesar del absolutismo, que era la norma general en Alemania, hubo varios intentos de implantar algunas reformas, tanto en la Prusia de Federico II, también conocido como Federico el Grande, que gobernó desde 1740 a 1786 como en el Sacro Imperio de José II, quién gobernó desde desde 1765 hasta 1790. Los otros estados alemanes más pequeños mantenían una mayor cohesión social que estos dos grandes, pero hacia 1790 la tensión social fue creciendo, aunque sin llegar al nivel de la Francia prerrevolucionaria. La población creció a buen ritmo, lo que produjo un aumento del número de pobres. Y también, desde 1770, se oían las quejas de los intelectuales liberales. El estallido de la Revolución Francesa y la posterior dictadura del terror (el uso intensivo de la guillotina para acabar con los enemigos políticos) llevaron a la mayoría del pueblo alemán a apoyar la contrarrevolución.
1.06 María Teresa de Habsburgo nacida el 3 de mayo de 1717, era la hija mayor del emperador del Sacro Imperio Carlos VI, También conocido como el archiduque Carlos de Austria o Carlos III de España, quién gobernó el Imperio entre 1711 y 1740. Como en 1714 no había producido un heredero varón, Carlos promulgó una Pragmática Sanción según la cual, si a la muerte del soberano reinante este no había dejado un heredero varón, heredaría en trono la mayor de sus hijas. Por ello se oponía a la Ley Sálica. Ya que su único heredero varón había muerto en 1716, Carlos pasó el resto de su vida buscando la aceptación por las demás testas coronadas de Europa de su ley y que aceptarían a su hija mayor como heredera. La cuestión implicaba también a otros países que formaban parte del Imperio de Austria, pero no a los que pertenecían al Sacro Imperio, ya que el emperador era elegido por los Príncipes Electores, no hereditario. Así pues, María Teresa no tenía ninguna opción, por cuestiones legales, de ser emperatriz del Sacro Imperio. Después de negociaciones que duraron años, e incluso de algunas cesiones territoriales, muchos de los monarcas vecinos aceptaron la Pragmática, pero uno de los pocos que se negaron fue el rey de Prusia Federico Guillermo I. Tampoco aceptaron la pragmática sanción Francia, Sajonia y Baviera. En realidad este hubiera aceptado (y adujo algunos dudosos argumentos legales para ello), si hubiese conseguido la cesión de Silesia a Prusia. Entonces Prusia no era un estado importante y la exigencia des debió parecer exagerada a los austriacos, pero nos sirve para ver que las rispideces y roces entre ambos países vienen de lejos.
1.07 Federico Guillermo I consolidó la situación política de los Hohenzollern. Después de ayudar a la Corona de Polonia a liberarse de los suecos, consiguió librarse de sus obligaciones feudales con los polacos. Hay que advertir que entonces Brandeburgo-Prusia era la unión personal de dos estados, y Prusia era un estado siervo de Polonia. Esta dualidad también se refleja en que mientras el margrave de Bandeburgo era príncipe elector del Sacro Imperio, el ducado de Prusia ni siquiera formaba parte de él.
1.08 Después de la muerte de su padre en octubre de 1740, María Teresa asumió la Corona de Austria (y emperadora consorte del Sacro Imperio), pero Prusia invadió el territorio que entonces pertenecía a Austria de Silesia, una región europea muy disputada que también ha pertenecido a Prusia (después de la unificación de 1871 a Alemania), a Chequia y a Polonia. Silesia era muy rica en minerales, lo que hizo que fuera siempre objeto de deseo de todas las potencias vecinas. Es lo que se llamó la Guerra de Sucesión de Austria, formalmente desencadenada tan solo porque María Teresa nació mujer. En realidad todas las potencias de entonces se enfrentaban las unas contra las otras por disputarse unas ganancias territoriales, pero además también se enfrentaban y formaban alianzas siguiendo el viejo dicho que dice "el enemigo de mi enemigo es mi amigo." Como España, pese a haber mostrado su acuerdo previo con la Pragmática Sanción, se unió al bando prusiano, y Gran Bretaña, que entonces estaba en guerra con España, apoyó formalmente a Austria, aunque no envió tropas. Además, los amigos y aliados de pocos (a veces muy pocos) años antes, se vuelven, de repente, enemigos irreconciliables. Uno buen ejemplo de esto fue la Guerra de Sucesión Polaca (1733 - 1738), donde Austria y Prusia pelearon juntas. Dos años después de terminada esta, se enfrentaron la una contra la otra. Pese a algunas derrotas, María Teresa de Austria fue la gobernante más poderosa de su tiempo, ya que su territorio ocupaba una gran parte del centro de Europa.
1.09 En 1740 Prusia era una potencia de pequeño tamaño pero muy organizada y eficiente. Pasó desapercibida por su pequeño tamaño pero tenía un nada despreciable ejército de 80.000 soldados que representaba el 4% de su población estimada de entonces (2,2 millones). En cambio, el Archiducado de Austria (predecesor del Imperio Austríaco), que tenía 16 millones de habitantes, tenía un ejército del mismo número de efectivos, 80.000, debido a dificultades financieras. Además, el ejército prusiano estaba mucho mejor entrenado y pertrechado que el de Austria. Un soldado prusiano podía disparar 4 tiros por minutos, mientras que su par austriaco solo era capaz de disparar tres. Además, una gran parte del ejército austriaco era de leva, así que cuando se declaraba una guerra, se tardaba varias semanas para reclutarlos y movilizarlos, mientras que el ejército prusiano era permanente y profesional, por lo que podía entrar en combate con solo ser trasladado a la zona de conflicto. En definitiva, el ejército prusiano tenía más efectivos que potencias mayores, sus efectivos estaban muy bien equipados y tenían un entrenamiento muy alto, y aunque muchos otros países lo despreciaban por el escaso tamaño del país, pronto se darían cuenta de sus características. Los gobernantes de Austria, quizás porque carecían del dinero suficiente, no enmendaron y en la Guerra austroprusiana de 1866. Escasamente dos años antes, Austria y Prusia eran aliadas en la Guerra de los Ducados. Pero estas dos historias las recogeremos en su debida amplitud en nuestro libro.
1.09 En 1740 Prusia era una potencia de pequeño tamaño pero muy organizada y eficiente. Pasó desapercibida por su pequeño tamaño pero tenía un nada despreciable ejército de 80.000 soldados que representaba el 4% de su población estimada de entonces (2,2 millones). En cambio, el Archiducado de Austria (predecesor del Imperio Austríaco), que tenía 16 millones de habitantes, tenía un ejército del mismo número de efectivos, 80.000, debido a dificultades financieras. Además, el ejército prusiano estaba mucho mejor entrenado y pertrechado que el de Austria. Un soldado prusiano podía disparar 4 tiros por minutos, mientras que su par austriaco solo era capaz de disparar tres. Además, una gran parte del ejército austriaco era de leva, así que cuando se declaraba una guerra, se tardaba varias semanas para reclutarlos y movilizarlos, mientras que el ejército prusiano era permanente y profesional, por lo que podía entrar en combate con solo ser trasladado a la zona de conflicto. En definitiva, el ejército prusiano tenía más efectivos que potencias mayores, sus efectivos estaban muy bien equipados y tenían un entrenamiento muy alto, y aunque muchos otros países lo despreciaban por el escaso tamaño del país, pronto se darían cuenta de sus características. Los gobernantes de Austria, quizás porque carecían del dinero suficiente, no enmendaron y en la Guerra austroprusiana de 1866. Escasamente dos años antes, Austria y Prusia eran aliadas en la Guerra de los Ducados. Pero estas dos historias las recogeremos en su debida amplitud en nuestro libro.
1.10 Aquí vemos ya la distinta evolución política de estos dos estados alemanes: Prusia se inclinó por el militarismo desde el reinado de Federico II o Federico el Grande de Prusia, mientras Austria se inclinó por la creación de un imperio multinacional, multiétnico y plurilingüistico, una parte muy importante de él en los Balcanes, conforme los turcos otomanos se retiraban de esta península. De la creación de este imperio, una parte de él en los Balcanes, deriva en parte la Primera Guerra Mundial, como ya veremos.
1.11 La situación de Austria llegó a ser tan desesperada que, ante el cerco a Viena que se veía venir, huyó a Hungría (también era Reina de ese país), humillarse y pedir casi de rodillas a los nobles húngaros tropas para rescatar su trono. Lo consiguió pero no pudo recuperar Silesia, que permaneció durante décadas en manos prusianas. El Tratado de Aquisgrán puso fin a esta guerra, aunque en total hubieron tres guerras por la conquista de Silesia (en inglés, Silesian Wars). Tras la última de ellas, siempre en el marco de la Guerra de los Siete Años, Prusia se constituyó como un fuerte poder en Europa. Esta última guerra fue larga y sangrienta, además de costosa en términos financieros. No solo implicó a Austria y Prusia, también a España, Francia, Gran Bretaña, Suecia, Hanover, Sajonia y otros estados alemanes más pequeños. Prusia conservó Silesia, pero los dos principales contendientes pararon de guerrear cuando se les acabaron los recursos económicos.
1.12 Aunque a corto plazo Prusia perdió mucho dinero con esta última guerra, ganó en territorio y en población. Además, Federico II siguió una política demográfica poblacionista, aceptando cualquier perseguido religioso de Europa como los Hugonotes, los protestantes de Francia. En 1685 el rey francés Luis XIV, el Rey Sol, revocó el Edicto de Nantes mediante el Edicto de Fontainebleau. A partir de ese momento la única religión que se podía practicar en Francia fue la religión católica. El rey mandó destruir todas las iglesias protestantes y todas las escuelas protestantes fueron cerradas. A consecuencia de ello, los hugonotes huyeron del país. El número de refugiados protestantes franceses en Alemania se ha calculado en 20.000, de los cuales el 40% se instaló en la ciudad de Berlín, de modo que casi uno de cada cinco habitantes de la ciudad era hugonote francés. Estos inmigrantes no eran gente inculta, sino en su mayoría gente con educación y habilidades artesanales. Estos refugiados permitieron a Prusia-Brandeburgo, sacudida por la Guerra de los treinta Años, una recuperación económica considerable, y también tuvo un efecto cultural enriquecedor bastante importante. Ya en 1689 se fundó en Berlín la todavía existente Escuela de Gramática Francesa (Französische Gymnasium). Al reemplazar al latín como el idioma de la diplomacia internacional en la segunda mitad del siglo XVII, el francés se hizo popular entre el público instruido y convirtió a la cultura francesa en un ejemplo a imitar. Los hugonotes en los países de acogida actuaron como ejemplo y contribuyeron, entre otras cosas, a maneras más refinadas y nuevo hábitos alimenticios. Además, entre otras cosas, estos refugiados le permitieron al rey prusiano desecar y poner en cultivo las ciénagas y marismas del río Oder. Además, Prusia se benefició de algunos territorios de la Primera Partición de Polonia en 1772-73. Además, en un principio, Brandeburgo y Prusia estaban incomunicados por tierra y por mar, tal como se puede ver en este mapa. Después del período 1772 - 1795, la mayor parte de Prusia-Brandenburgo ya estaba unida por tierra. Las segundas y tercera particiones de Polonia se produjeron en 1793 y 1795, respectivamente.
1.13 Cuando Napoleón acabó en 1806 con el Sacro Imperio no terminó con una institución poderosa, sino con una que se fue debilitando, sobre todo a lo largo del siglo XVIII. Como parece deducirse de los párrafos anteriores, y ahora lo digo claramente, los principales gobernantes alemanes, Austria, Prusia, Baviera, Sajonia, hacían y deshacían alianzas bélicas a su antojo sin que la opinión del emperador importara nada. A fines del dieciocho, los principales gobernantes alemanes se codeaban con los de Rusia, Francia y el Reino Unido de igual a igual.
1.14 En 1678, Luis XIV de Francia invadió Alsacia, y en 1681 el Palatinado (aunque este último lo tuvo que abandonar en 1697). Estos hechos demostraron a los gobernantes alemanes la débil protección que el Imperio les brindaba. La débil protección que los Habsburgos prestaban a los príncipes alemanes también quedó en evidencia con las invasiones de los turcos otomanos en la década de 1680-90. En 1683 los turcos sitiaron Viena, la capital de los Habsburgos y del Imperio, y casi estuvieron a punto de conquistar la ciudad. De hecho, la hubieran tomado de no aparecer el ejército polaco (Batalla de Kahlenberg).
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